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martes, 6 de abril de 2010

POEMAS DE TOMÁS HARRIS (CHILE)



ZONAS DE PELIGRO


Así como largas y angostas fajas de barro
Así como largas y angostas fajas de noche
Así como largas y angostas fajas de musgo rojo
bajo la piel


Las zonas de peligro son ininteligibles. O las
prefigura un rojo disco de metal,
símbolo de un sol mohoso al fondo de una calle desmembrada
meado por los perros.


Las zonas de peligro son inevitables; te rodean
el cuerpo en silencio,
en silencio te lamen la oreja,
en secreto te revuelven el ojo,
sin el menor ruido te besan el culo
y los escasos letreros de neón ocultan su única identidad:
CAMPOS DE EXTREMINIO.




OROMPELLO I


Un disco pare es un ojo; una sangrienta córnea de latón.
Orompello es un puro símbolo echado sobre la ciudad.
Y las putas no tienen la culpa. Sólo cumplían con su deber.
El otro día nomás esperaba micro en la esquina del
baldío y oí una voz que me decía: “Ven y mira”.
Miré, y no había más que un caballo amarillo al tranco
por sobre la calle adoquinada.
Y un espejismo las putas vestidas de ropas blancas,
y un espejismo los eriazos floreciendo.
Repito, mientras esperaba micro en la esquina del baldío.
No me van a venir ahora con que Orompello es un puro símbolo
echado sobre la ciudad
y la casas siete casas con puertas de oro
y las putas siete putas vestidas con ropas blancas.




MAR DE LOS PECES ROJOS


Me pararon al frente, me dijeron
Habla
Y hablé.
Me pararon al frente, me dijeron
Desnúdate
Y me desnudé.
Me pararon al frente, me dijeron
Órnate
Y me incrusté oropel, pedrerías,
Oro falso
En el cuero.
(Aplausos)
No sufrí apremios físicos, debo decirlo,
Pero me rodeaba la muerte.
La noche, esa noche, era primordial.
Había calles angostas,
Pasos, gritos,
Cuerpos.
Los puntos cardinales estaban perdidos.
Yo estaba perdido, en un sueño, en una película.
La noche en Rumble Fisch.
El mundo era un círculo en blanco y negro
Despoblado por fantasmas
Habitado por dos peces rojos
Devorando s reflejo
a falta de víctima.
Todo esto era circular y referido por la muerte;
El mundo era circular, en blanco y negro, habitado
Por dos peces rojos devorando su reflejo.
Todo transcurría en el teatro o en el cine.
Todo transcurría en la calle o en un sueño.
Los puntos cardinales se habían perdido
Y el vértigo de la velocidad entraba por los ojos,
Por los poros,
Yo estaba poseído por efectos especiales.
La ciudad era un mar en penumbras,
Blanco y negro,
Dos peces rojos.
Devoraban sus reflejos.
Yo era un pez, Almirante, y la muerte
Otro pez.



MAR DEL DOLORIDO SENTIR


Me cosieron la boca y los ojos
Me inocularon coca cola en las venas
Todo transcurre en una película mexicana
What is your name me preguntó alguien
Desde alguna parte
Ahora ya no puedo seguir hablando por todos
Ustedes se esfumaron tras ese halo de luz
Los demás desaparecieron en ceniza
Se obliteraron en humo o lluvia de la ciudad
A mí me arrastraron por un pasillo angosto y húmedo
Como vientre
Rojo
(la intensidad del color filtraba la venda)
olía a pierna humana
como en el corredor de Maldoror
¿sugar mister? Me preguntan ocultos
por la radio tocaban un corrido
perros ladraban
la música se me emplasta por los oídos
por ahí puedo sentir bien
por acá no
el corrido comienza a arderme en los oídos
los hombres sacan pistolas
a mí me trataron como a todo prisionero de guerra
olvidando los tratados y la piedad
el pasillo se adensaba hasta el mismo color del miedo
ahora el espacio y las sensaciones eran intensidad pura
energía pura
mi cuerpo se confundía con el pasillo y mi pensamiento con mi
cuerpo
un perro negro metía y sacaba la lengua
muy rosada
la sangre me chispeaba en las venas
(me habían inoculado coca cola)
el pasillo se hacía verde azul dorado tras la venda
todo iba siendo brillo y color y ardor
I HAVE THE POWER
pensé entonces,
y desembocamos, como si fuera un coito, desembocamos:
aparecí en la calle Pedro León Gallo; había baldíos,
por todas partes, hierros viejos, raíles, huellas,
niños en desnutrición:
a la izquierda de mi cuerpo, de mi dolorido sentir,
había un túnel, rojo,
gruta vulva socavón o cueva,
las nubes descendían al nivel de mi cara,
un perro negro metía y sacaba la lengua,
amanecía en Concepción.

(De Cipango, 1992)



LOS SENTIDOS DE LA ÉPICA


Me he propuesto la difícil empresa
De enamorar por el resto de su vida a una sola mujer:
Como esos hombres de barbas rojas que perseguían
Por el resto de su vida la inconmensurable distancia,
Y la teñían de mar,
De cielos explotando,
De crepúsculos bordeando con la Nada y,
Al final,
Regresaban al punto de partida y el único
Sabor en sus bocas, además de la adorable sal,
Era la amargura de la certeza de que la tierra
Era una redonda y húmeda esfera:


Pero yo me he propuesto la difícil empresa de
Enamorar por el esto de su vida a una sola mujer:
Tengo muchos aspectos en mi contra:
Los primeros, los más comunes
El transcurso del tiempo, la decrepitud, el cansancio
De la mente y la sinopsis del gusano:
(El temblor de mis manos sobre su cuerpo sólo la
estremece)
El segundo, puede ser la vaga impresión
De desaliento al ver marchitarse las flores amarillas
Que tras un viaje por un océano de cipreses grises
Una vez le regalé:
También está la oscura tentación de descerrajar
Los cajones con llave que todos guardamos
En un recóndito ámbito: esos cajones con llave
Que tanto bien hacen al amor por su tranquilo misterio,
Que invariablemente compartimos, en silencio,
En la noche de insomnios y e la noche de sueños:
También está el deseo de partir nuevamente,
Que es consubstancial
a todo navegante
y yo soy un navegante:
También están mis manías, mis celos y mis insomnios,
Y ese gran amor a mí mismo que nunca me deja,
Ese atroz enemigo que gruñe, roe, escalda y se
Ríe a mis espaldas de mis muecas:
Ese atroz enemigo me recuerda en las noches,
Cuando subo a su cuerpo
El poema de Malcom de Chazal:


Cuídame de amarme demasiado
Volverías a ti mismo.
El amor es redondo.


Además está Ella Misma, como el mar tan
Amado por los navegantes, ese mar que en sus mareas
Lo podemos arribar, costa, o morir en él, altamar;
Pero también tengo algunas cosas a mi favor:
No sé si las menos o las más:
Fuera de las rosas amarillas y marchitas,
Mis insomnios, la compulsión de la partida,
Mis manías, el que sea un navegante, todo eso que ella
Ya adora y ama:
La certeza de que la única manera de enamorar
Por el resto de su vida
A una sola mujer
Es amando a una solo a mujer.


Eso, además de las rosas amarillas y marchitas,
De mis insomnios y la compulsión por la partida,
Dado que soy un navegante,
Y mis manos temblorosas y mis manías,
Y mi cojera,
Y la tentación de descerrajar sus cajones con lave
Y mis propios cajones con llave.


Pero también tengo a mi favor
El hecho de que cocino delicioso y que cuando la amo
La persigo por inconmensurables distancias y la tiño de
Mares y cielos explotando
De crepúsculos bordeando con la Nada, y,
Al final,
Regresamos al punto de partida
Y ahí el único sabor en i boca
Es la adorable sal de su boca:
Y sé que sí, que si regreso a mí mismo,
Que si el amor es redondo,
Al final de esta húmeda e inconmensurable esfera,
me aguarda ella, la mujer que me he propuesto amar
por el resto
de
mi
vida.


(De Crónicas Maravillosas, 1996)


PARTO




La boca de lobo me escupió
a una barriada postmedieval como un suspiro de monja sangrienta.
Así fue mi parto, así mi azul expulsión de la culpa.
Ahora que soy Lobo, puedo aullarlo al viento,
pues me han inculcado una Fe leprosa.


Sólo una Fe leprosa puede emanar de un bautismo dual,
de simientes pretéritas, en pleno Pleistoceno Postmedieval.
Y la placenta de la boca pineal de la loba que me malparió.
Mi parto en los yermos de la peste.
En la desolación sin, de su reyno de adormideras negras.


Empapado y aun fetal, Lobo se escabulle entre los yermos tristes
de tanto poder acumulado,
sólo queda entre las briznas la placenta delatora.
La loba madre debe comérsela antes de la llegada de los cazadores virtuales.
De los cazadores de brujas cibernéticas,
de los cazadores de réprobos, de los cazadores de lobas holográficas.
Pero si la loba madre no puede volver la placenta a su matriz aterida,
la placenta deberá hacer el trabajo sucio.


Y entonces será una placenta dentada, voraz,
una placenta hambrienta, deslizándose por los páramos
arrasados por las guerras intestinas, esa nueva economía del neo-feudo,
una placenta viscosa, porosa, espejeando el cielo,
una placenta hinchándose bajo el reflejo de Castor y Pólux,
una placenta arrasándolo todo a su paso, abriéndole camino al lobezno,
por la felpa agusanada y azul de la luna cómplice.



LA FE




Fuera de la boca de lobo, la Fe es lepra de sangre azul.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es una estrella destripada.
Fuera de la Boca de lobo, la Fe es un cardenal orinando desde el cielo.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es los pinchos y el garrote.
Fuera de la boca de Lobo, la Fe es tierra sin labrar, promontorios.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es un desafinado canto gregoriano.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es una pulga, una mosca, un ratón.
La pulga sangra a la Fe.
La mosca caga y fornica con la Fe.
El ratón corroe los huesos mondos de la fe.
Fuera de la boca de Lobo, la Fe es tormento y apostasía.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es casulla y cuchillo.
Fuera de la boca de Lobo, la Fe es un poeta desollado, chorreante.
Fuera de la boca de lobo, de la Fe es culo de hermafrodita mancillado
por libertinos navegantes del ciberespacio.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es un sacramento de fango,
hozado por piaras caníbales.
Fuera de la boca de Lobo, la Fe es silencio, silencio, silencio de Dios.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es un asesino infeliz.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es un santo con antifaz rosa.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es NO.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es la Esfinge, Calígula, Fitzcarraldo.
Fuera de la boca de lobo, la Fe es NO.
Fuera de la boca de Lobo la Fe es ¿Padre, por qué renunciaste a mí
renunciando a ti mismo?
Fuera de la boca de lobo, la Fe.
Fuera de la boca de lobo.
Fuera de la boca.
La Fe.
De la boca para fuera.



LOBO TAL COLERIDGE




¿Y si Lobo atravesara el bosque en sueños y el bosque en sueños fuera el Paraíso, en sueños, y le entregaran una muchacha desnuda, sólo para sus colmillos que en el sueño serían de un marfil precioso, y al despertar la muchacha desnuda estuviera junto a lobo, desgarrada y sangrante, en lo más recóndito de su gruta?


La muchacha desnuda sería una flor.


La muchacha desgarrada sería la prueba de que el Paraíso visitado por un lobo se tornaría en Infierno.


La muchacha desgarrada y sangrante sería un arquetipo del Mal.
La muchacha desgarrada y sangrante sería un arquetipo del Deseo
La muchacha desgarrada y sangrante sería un arquetipo de la Muerte.


Simplemente, vendrían los cazadores.





QUE WILLIAM BLAKE NO SE LEVANTE DE SU TUMBA




I


He orado para que William Blake no se levante de su tumba.
He oído noticias, de boca en boca, de trueno en trueno,
las noches de este crudo invierno, acá en Ciudad Gótica.
Todas dicen que William Blake se levantará de su tumba.
Qué haría William Blake fuera de la tumba.
Dicen que los años de muerte borran las huellas del lenguaje.
Cómo no, si los gusanos han corroído el cerebro
que alojaba las palabras y sus visiones.
No todo hombre es capaz de aguzar sus visones hasta producirlas
en un estado que podríamos llamar iluminaciones negras.
No, que William Blake no se levante de su tumba,
como se anda corriendo la voz.
Qué sería de Ciudad Gótica con esa sombra atroz arrastrándose
por los muros?
Yo tengo mujer, o una loba, no importa, que cuidar,
por eso no quiero que un tipo capaz de matar a un inocente
con tal de no apagar sus deseos se levante de su tumba.
Poseo una hermosa gruta ornada de estalagmitas
y estalactitas fluorescentes,
un jardín donde deslumbran los fuegos fatuos.
¿Cómo permitir entonces que ocurra este rumor,
este demasiado rumor, que William Blake se levantará
de la tumba al séptimo día del séptimo mes del séptimo siglo?:
Anatema sea.
Anatema sea:
The cut worm forgives the pow.




II


Emerge con el tórax en llamas, William Blake de su tumba,
de lápida en lápida,
de tiniebla en tiniebla,
muerto de lejana muerte y redivivo de imposible hálito,
mareado por el Leteo agitado esta noche de vientos tan fuera
de estación,
William Blake con ese aire de un Whitman embrujado,
envés del viejo de yerbajos y hojas y sexo,
este es un cadáver que va perdiendo poco a poco su putrefacción,
puede ser un dios a pesar de ser él, William Blake,
ya lo ha purgado todo en su poesía,
ya ha lavado todo las supuraciones de la muerte en sus proverbios,
ya ha hecho proverbial el Bien y el Mal en sus apotegmas,
y, para bien o para mal, los ha pulido, y ahora son espejos.
Así, camina nada más, el viejo William Blake recién
levantado de su tumba y se encuentra en las medianías
del cementerio con el lobo;
Te has levantado de tu tumba, le dice el lobo.
“Corrían rumores” dice William Blake.
“¿Para qué tanto enigma?”, pregunta el lobo.
“Dicen las voces que la poesía cambiará el mundo.
Que por fin adviene la verdadera Revolución, la de la poesía”,
musita, un tanto incrédulo William Blake.
¿Y eso era todo?, pregunta el lobo.
¿Y la plaga el crimen el incesto la ablación del Deseo?
pregunta el lobo.
“Oí lo que oí” responde William Blake.
Y la carcajada del lobo es tan brutal que devuelve
a William Blake a su tumba.
Y el lobo queda solo en la medianías del cementerio,
en Ciudad Gótica, y aúlla y trota entre las lápidas,
y piensa:
¿Por qué no se levantará mejor Marx de la tumba?




(De Lobo, 2007)






FENOMENOLOGÍA DEL VILLANO DE ESTOS POEMAS




Tengo sexo.
Todos los crepúsculos los ofrendo al sexo.
Mi mente es un cenicero de boîte manchado de sexo.
De cenizas amargas de sexo.
Copulo con lo que me ponen por delante.
Lo que venga de los Reinos que configuran el Cosmos:
Animal, Vegetal, Mineral, Onírico, Barro o Sal.
Tengo tanto sexo: por las calles del puerto, en las ruinas
de Palacio, en las ciénagas con las salamandras,
sexo, en los museos de mis dominios, sexo,
bajo los Caspar David Friedrich, los Giger, los Goya
y sus brujas untadas y todos los cabrones de la Landa.
Me revuelco y hozo en las brumas ocres
como el viajero en el mar de nieblas,
y los cuerpos y las rocas mutan en niebla sobre mi cuerpo.
Tengo demasiado sexo. Uf!
Por delante, por detrás, cunnilingus o
por las rendijas de la mente.
Mi glande es una Gigante Roja.
Y fumo mucho, tanto, y bebo alcohol y canto cuando
fornico sobre el dosel de nieblas de Caspar David Friedrich.
Y bebo, chupo como cochero cósmico,
como el auriga de Alfa Centauro,
el más curagüilla de todos los dioses,
y me inflo como un Zeppelín, Led Zeppelin y vuelo
Escalera al Cielo y busco al mejor de mis marranitos,
macerado en sangre,
y le paso la lengua y lo destapo
como un odre para que me inunde su sangre púrpura.
Me ducho con su sangre púrpura
y abro la boca bajo esa ducha orgánica y tibia,
y tengo la lengua pesada de sangre,
y todo mi corazón es una boca llena de sangre,
no, unas fauces acechando
en los altares de Caspar David Friedrich,
unas fauces llena de colmillos rojos de sangre y muescas
de los que he bebido, cerditos o marranitas,
me da lo mismo, porque también mamo como condenado.
Le chupo las tetas a la muerte. Uf! Glup! Dan tiritones.



(De Las dunas del deseo. Inédito)

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